Cómo escribir una buena historia de fantasía romántica (1)

01.10.2021

 En algún momento, muchos de los que adoramos leer nos planteamos la posibilidad de escribir nuestra propia novela; de contar una historia nosotros mismos. Esto, que a primera vista puede parecer una ardua tarea, se muestra a medida que avanzamos en ella como una tarea mucho más difícil de lo previsto. Sin embargo, lejos de desanimarnos, es importante que seamos conscientes de que, con unas sencillas nociones básicas y siguiendo ciertos mecanismos de trabajo, podemos no solo llevar a buen puerto nuestro proyecto, sino además obtener una gran historia que podremos ofrecer, como mínimo a nuestros parientes y amigos.
¿Pero cómo se consigue? ¿Qué hay qué hacer para escribir, por ejemplo, una buena historia de fantasía romántica? A menudo el escritor aficionado se lanza a la labor de escritura sin un plan, y claro, luego pasa lo que pasa: personajes planos, historias que no se sostienen, páginas y más páginas absolutamente vacías de contenido, aunque no de palabras... ¡El horror!
Para tratar de prevenir eso, vamos a iniciar una serie de artículos que tratarán de aportar una serie de pautas y elementos que, si se utilizan sabiamente, facilitarán mucho el trabajo del escritor.  

El príncipe convertido en rana puede ser un personaje muy divertido
El príncipe convertido en rana puede ser un personaje muy divertido

1. ¡ORIGINALIDAD! Dado que estamos hablando de fantasía romántica, hay que ser conscientes de que estamos ante la ocasión perfecta para ponernos especialmente creativos. ¡Así que hazlo! Si vas a situar la historia en un mundo de fantasía poblado por criaturas mágicas y salidas de las leyendas mitológicas, por el amor de Odín, no cuentes la historia de amor de dos personas corrientes. ¿Quién iba a querer leer eso cuando puedes ofrecer un romance entre personajes de diferentes especies, como un humano y una elfa, o una chica demonio y un ángel? ¿Por qué no narrar una historia de amor más allá de la muerte, con fantasmas y otras criaturas sobrenaturales, y un protagonista que descubre que puede ver a los muertos, incluida su esposa fallecida? ¡O puedes trasladar la acción a un mundo ficticio! Quizás un país subacuático poblado por sirenas y tritones, o a un bosque en el que una chica perdida conozca a una tribu de centauros y acabe enamorada de un joven y bravo miembro de esa tribu.
Las posibilidades son infinitas, o, al menos, lo son tanto como tu imaginación pueda serlo. ¡Ponte creativo!

¿Podrá nuestra angelical protagonista devolver al príncipe rana su apuesto aspecto?
¿Podrá nuestra angelical protagonista devolver al príncipe rana su apuesto aspecto?

2. PERSONAJES. No me cansaré de repetir la importancia de los personajes en una historia. Crear un personaje no consiste en decir "nuestro protagonista va a ser un chico llamado Tom, que trabaja de camarero en un restaurante de Barcelona, se enamora de una chica y trata de conquistarla". Eso ni es un personaje ni es nada. Todos tenemos una historia, un pasado, unas circunstancias. ¿Quién es Tom? ¿Por qué vive en Barcelona? ¿Nació allí o se mudó? En el segundo caso, ¿por qué y con qué edad? ¿Vive solo? ¿Tiene familia? ¿Por qué trabaja de camarero? Puede ser un trabajo temporal mientras está formándose, por ejemplo, o simplemente puede que le guste dedicarse a la hostelería. ¿Qué ambiciones y sueños tiene Tom? ¿Cómo es, tanto física como psicológicamente? ¿Le gusta el cine? ¿Le gusta leer? ¿Qué clase de persona es? ¿Tiene mascotas? Hay muchas preguntas que podemos hacernos sobre nuestros personajes, y son preguntas que, si bien a primera vista pueden parecer carentes de importancia, el resultado final tras responder un buen puñado de ellas es que tendremos a un personaje con mucho más relieve. Un pequeño truco si tenemos dificultades con esto es dotar a nuestro personaje de la personalidad de alguien que conozcamos bien, y que puede ser un pariente o conocido o puede ser un personaje de ficción. De esa manera, cuando escribamos al personaje y tengamos dudas, tan solo tendremos que pensar qué diría o haría ese personaje en esa situación en particular. No es la solución ideal, pues lo mejor sería desarrollar nosotros mismos al personaje, ¡pero nos puede salvar de caer en el personaje plano!

Seguimos la semana que viene. ¡No os lo perdáis!