Cómo escribir una buena historia de fantasía romántica (3)
¡Bienvenidos una semana más! Esta semana vamos a poner la guinda a nuestra serie de artículos sobre cómo escribir una buena historia de fantasía romántica. Si habéis estado atentos a la página web, ya tuvisteis ocasión de ver que en la primera entrega os hablábamos de la originalidad a la hora de plantear tu historia y de los personajes de la misma, que son uno de los pilares de toda buena historia. En la segunda entrega, en cambio, dedicamos el artículo a el escenario de nuestra historia y, finalmente, en escribiendo os dimos algunas pautas para ayudar a que esa historia pueda fluir de forma adecuada, sin temor a bloqueos ni mentes en blanco, dos de los principales males del escritor. Hoy, como cierre de esta breve guía, os hablaremos de algo que resulta fundamental en toda historia de fantasía, sea romántica o no, pero que con frecuencia queda olvidado: la ambientación.
5. LA AMBIENTACIÓN. La culpa la tiene Tolkien. Pocos mundos de fantasía hay tan amplios y desarrollados como La Tierra Media, lugar en el que transcurren las historias de El Señor de los Anillos, El Hobbit y muchas otras historias, aunque no tan populares. Precisamente Tolkien fue la influencia que llevó a que, décadas más tarde, el juego de rol Dungeons and Dragons diese lugar a dos populares sagas de fantasía: Reinos Olvidados y Dragonlance. Tanto una como la otra tienen dos destacados elementos en común (tres si contamos D&D): una clara influencia de Tolkien en cuanto a razas, tipo de mundo, criaturas fantásticas, magia y muchas otras cosas, y mundos extensos y bien desarrollados, en los que los creadores han trabajado para dar forma a reinos, a héroes, a mitos y leyendas, a grandes guerras y a terribles villanos. Esto significa, dicho de otra manera, que los creadores de sendos mundos se han esforzado por ofrecer lugares creíbles, con una geografía, política e historia propias, con sus propias razas, idiomas y dioses, con costumbres, fiestas y mitos propios. Todo esto, y esto es algo que el propio Tolkien repetía con frecuencia, son pequeños elementos que ayudan a dotar de realismo, profundidad y credibilidad a un mundo de fantasía.
Estamos seguros, avezado lector, de que sabes bien por qué decimos todo esto. Los puntos que hemos tratado en los dos artículos anteriores sobre cómo escribir una buena historia de fantasía romántica son importantes, desde luego que sí, pero nada de ello hará brillar a tu historia tanto como situarla en un mundo de fantasía debidamente desarrollado. Es cierto que no se trata de una labor fácil ni rápida, y que probablemente requerirá al menos varios días de trabajo, pero el resultado merecerá la pena, pues dará un sabor especial a vuestra historia. ¡Además, hay dos ventajas añadidas! La primera es que no necesitáis desarrollar toda esa ambientación y trasfondo de una sola vez, pues podéis arreglaros con aquello más directamente relacionado con la trama de vuestra historia. Lo segundo es que, una vez tengáis desarrollada dicha ambientación, ¡siempre podréis volver a ella para ampliarla! Eso sí, os recomendamos utilizar un cuaderno para llevar un minucioso registro de dicho trasfondo, pues de lo contrario es fácil que cometáis errores que contradigan vuestra propia ambientación.
Todo lo que hemos explicado a lo largo de esta serie de artículos podréis verlo puesto en práctica en uno de los próximos trabajos de Eva Barón, la trilogía Los Escritos Olvidados de Landterium, en preparación editorial por parte de Grímnir S.E. para su publicación a lo largo del próximo 2022. ¡Estad atentos a la página web, pues pronto podréis leer algún adelanto de la trilogía!