Dragonlance: Kaz, el minotauro
Richard A. Knaak es uno de esos autores que, si bien pasan desapercibidos para buena parte de lectores, lo cierto es que tiene a sus espaldas una larga y fructífera carrera como escritor de fantasía. Ha escrito para la gran saga Dragonlance cerca de una docena de libros, la mayoría enfocados en la raza de los minotauros (trilogía Las guerras de los minotauros, por ejemplo, o Kaz, el minotauro libro del que hablaré a continuación), es autor de la saga Dragonrealm y ha escrito novelas para Diablo y Warcraft, así como algunos títulos de Conan el bárbaro, entre otros. En total, si la suma no me falla, unos setenta libros escritos desde 1988 (cuando publicó precisamente La Leyenda de Huma) hasta el día de hoy.
La Leyenda de Huma (1988) fue la primera novela de Dragonlance que no tenía como protagonista a ninguno de los Héroes de la Lanza ni a sus aliados. Le siguieron otras dos, centradas en Thorbardin una y en los caballeros de Solamnia la otra. Para la segunda trilogía de Héroes de la Dragonlance se optó por dar cierta continuación a las novelas que formaban la primera trilogía. Se narraron, por tanto, nuevas historias sobre el reino de los enanos y sobre los famosos caballeros, y el minotauro Kaz, compañero y aliado de Huma, fue protagonista de una novela. Esta, Kaz, el minotauro, retoma además otros personajes e incluso localizaciones y villanos que fueron de gran importancia en La Leyenda de Huma. La novela es un homenaje al héroe caído, al famoso Huma, quien logró expulsar a la Reina de la Oscuridad del mundo a costa de su propia vida.
Ahora, inspirado por su viejo amigo, Kaz se esfuerza en seguir la senda del honor que le mostró Huma, y con frecuencia nos encontramos al minotauro reaccionando a diversas situaciones de forma diferente a como lo habría hecho antes de conocer al caballero, mostrando así la evolución del personaje y la forma en que este se esfuerza por honrar a su viejo amigo. Kaz se convierte de esta forma en un personaje lleno de matices, lejos del belicoso y agresivo minotauro que trabó amistad con Huma.
La novela, se mire por donde se mire, es un canto de amor a la historia de Huma, lo que queda reflejado, como ya hemos visto, en personajes (tanto aliados como enemigos) y localizaciones que protagonizan Kaz, el minotauro. Si bien para algunos lectores esto puede resultar algo repetitivo, lo interesante de esta novela es camino que recorre el protagonista y la forma en que se desprende del manto de personaje secundario para convertirse en protagonista de su propia leyenda. En este aspecto resulta inevitable y francamente llamativo comparar su evolución y su camino con los del propio Huma. Es muy interesante advertir que Kaz se enfrenta incluso a más dificultades que su viejo amigo, debido tanto a su condición racial como a su propia naturaleza, que se muestra en constante conflicto con la senda del honor que el minotauro desea recorrer. Si Huma se enfrentaba a monstruos y dioses armado con su sentido del honor, con su valor y con su arraigado sentido del deber, Kaz combate principalmente contra su propia naturaleza, que se manifiesta tanto en forma de prejuicios raciales allá por donde va como en forma de la bien conocida ferocidad y agresividad de los minotauros, por mencionar solo los dos aspectos más destacados. Sin embargo, de alguna manera el propio Huma guía a Kaz por el difícil camino que este ha decidido recorrer. Y no será el único, pues, tal y como hiciera el caballero, Kaz inspirará a nuevos amigos y aliados, quienes se unirán a él para luchar a su lado, como en su día él luchó al lado del valeroso Huma. Al final, quizás caballero y minotauro fuesen más parecidos de lo que ellos mismos eran capaces de imaginar.
JOAQUÍN SANJUÁN
www.grimnir.es