El libro de agosto: La princesa prometida
Con agosto entrando ya en su segunda quincena, esta semana os traemos la reseña del mes, con la fantástica y entrañable La princesa prometida como libro de agosto. Habréis notado que tanto el mes pasado como este las novelas románticas elegidas han sido dos historias ligeras repletas también de aventuras y fantasía, elección que se debe a que consideramos que se trata del mejor tipo de historia para el verano. ¡Vamos a por la reseña!
La
princesa prometida es una
novela de los años setenta, escrita por William Goldman,
prestigioso guionista de Hollywood que ha firmado títulos como Dos
hombres y un destino,
Todos los hombres del presidente o
Un puente lejano,
además de participar de forma activa en los guiones de Misery,
El indomable Will Hunting y
muchas otras, aunque sin duda es particularmente conocido por La
princesa prometida, novela que
no solo escribió, sino que fue adaptada al cine por él mismo.
La princesa prometida nos ofrece una historia de amor entre la joven Buttercup y Westley, el mozo de granja. Este romance, sin embargo, se ve truncado cuando, al confesarse su amor el uno al otro, Westley decide marcharse para buscar fortuna y así poder casarse con Buttercup. Sin embargo el tiempo pasa y él no regresa, lo que induce a la joven a darlo por muerto y termina comprometida en un matrimonio de conveniencia con el heredero al trono, y convencida de que será incapaz de amar de nuevo. Sin embargo todo se desmadra cuando un trío de rufianes secuestran a Buttercup con la intención de asesinarla e iniciar una guerra. Pero... ¿quién es ese forajido enmascarado vestido de negro que acude en su rescate?
Si bien la sinopsis básica de la novela puede no parecer gran cosa, lo cierto es que se trata de una historia embriagadora y capaz de atrapar al más escéptico, en parte gracias a los entrañables y fascinantes personajes y en parte a la forma en la que Goldman planteó la historia, una forma nada tradicional. Lo cierto es que, al leer la novela o ver la película, nos damos cuenta de que estamos ante una historia dentro de otra historia. La historia principal nos muestra a un autor ficticio que nos muestra su infancia y nos explica sus problemas escolares y su nula simpatía por la lectura, hasta que un día, mientras estaba enfermo, su padre (o su abuelo, según la versión cinematográfica) le leyó La princesa prometida. Pero lo hizo saltándose las partes aburridas, y leyendo al niño tan solo las mejores escenas. Ahí, por supuesto, es donde entra la segunda historia. Al parecer funcionó, pues ese niño creció entre libros y terminó dedicando su vida profesional a la literatura.
Como curiosidad, la película cuenta con Fred Savage, el protagonista de Aquellos maravillosos años, en el papel de nieto, y Peter Falk, el mismísimo detective Colombo, como su abuelo. Otros actores de importancia que aparecen en la película son el humorista Billy Cristal, el luchador André el Gigante, Wallace Shawn (El Joven Sheldon), y, por supuesto, Mandy Patinkin (Homeland) como el carismático Íñigo Montoya.
Al igual que sucedió con Stardust, os invito a que disfrutéis por igual del libro y de la película, pues estamos ante dos versiones que, pese a sus diferencias, bien merecen la pena ser degustadas por separado, y más allá de las comparaciones entre ellas. Perderse la novela original sería una lástima, pero también lo sería perder la ocasión de ver el duelo entre Íñigo Montoya y el hombre de negro, o a André el Gigante interpretando al entrañable Fezzik, por mencionar algunas de las mejores cosas que ofrece la versión cinematográfica.
El mes que viene, más literatura romántica. Hasta entonces, ¡disfrutad de lo que queda de verano!