Robert E. Howard (y 3)

07.10.2022
Solomon Kane, de Robert E. Howard
Solomon Kane, de Robert E. Howard

La influencia de Howard en la fantasía moderna

Mucho se habla de J. R. R. Tolkien como padre de la fantasía moderna y poco de Howard, pese a que la aportación del último no tiene nada que envidiar a la del primero. Si bien se trata de autores muy diferentes con obras completamente distintas, tanto el uno como el otro fueron indispensables para el desarrollo de lo que hoy denominamos fantasía épica. Aunque técnicamente la obra del texano quedaría mejor categorizada como espada y brujería que como fantasía épica, lo cierto es que se trata de dos ramas del mismo género.

Una de las notables diferencias de Howard respecto a Tolkien y a la mayor parte de autores del género de las últimas décadas es que da menos importancia al mundo en el que transcurren las historias (que por lo general es un mundo ficticio que abarca lugares o civilizaciones con cierta base real, como los pictos o los celtas) y se limita a contar historias, cortas en su mayoría, sin preocuparse demasiado por dotarlas de continuidad o incluso de orden cronológico. Todo lo contrario de lo que hizo Tolkien, quien cuidaba y pulía esos detalles hasta el punto de que el conjunto de su obra se asemeja a una obra de ingeniería perfeccionada hasta el mínimo detalle.

No se trata sin embargo de debatir sobre las diferencias estructurales entre la producción de uno y del otro, sino de comprender las diferentes formas de trabajo y vías de publicación que cada uno utilizaba. Mientras Tolkien era un profesor de universidad que no necesitaba la escritura para vivir y que dedicó años a la creación y el perfeccionamiento del mundo en el que transcurren sus historias, Howard debía escribir diversos relatos cada mes para poder obtener unos ingresos que le resultaban insuficientes, lo que le suponía una fuerte presión. Mientras Tolkien pudo permitirse el tiempo necesario para escribir novelas, Howard tenía que publicar relatos en una revista para poder comer.

Sea como fuese, lo innegable es que la obra de Robert E. Howard tuvo mucho que ver con el nacimiento del subgénero de espada y brujería. Solo hay que echar un vistazo a sus trabajos, plagados de aguerridos héroes y malvados hechiceros, así como de monstruos imposibles. No diremos que es el padre de la espada y brujería, pues esta bebe mucho de la fantasía clásica (como la obra de Homero o las aventuras de caballería de la Edad Media), así como de la novela de capa y espada (de la que Dumas fue uno de los máximos referentes). Pero los datos de la gran influencia de Howard hablan por sí solos. No por nada en los diez años que siguieron a 1982 (fecha de estreno de la película "Conan el Bárbaro" protagonizada por Schwarzenegger) se estrenaron una veintena de películas de espada y brujería, muchas de ellas protagonizadas por personajes que no eran otra cosa que clones de Conan.


El creador de héroes

El rey Kull, Conan el Bárbaro, el cazador de lo imposible Solomon Kane, el picto Bran Mak Morn, el detective Steve Harrison, la espadachina Sonya, el marinero Steve Costigan, Kirby O´Donnell, El Borak y muchos más. La lista de los héroes creados por Robert E. Howard en sus breves diez años de producción literaria, así como la cantidad de trabajos que realizó, puede rivalizar e incluso superar sin dificultad a la producción completa de la mayor parte de escritores de larga trayectoria.

Te animamos, arrojado lector, a que ahondes en la obra de Howard. No importa si eres lector de Conan, de Solomon Kane, de todos ellos o si nunca te has sumergido en la obra de Bob "Dos Pistolas", pues siempre hay algo por descubrir en semejante producción y siempre podrás encontrar relatos y personajes que se adapten a tus preferencias literarias.

¿A qué esperas para seguir descubriendo a Howard?

JOAQUÍN SANJUÁN